Restaurante Lalin: Arquitectura de origen Español en Buenos Aires

Centenara 428-430

Iglesia del Pilar - Recoleta - Buenos Aires

Dentro de la arquitectura del Liberalismo (1880-1930), se desarrollaron diversas corrientes estilísticas adaptadas, generalmente, al origen del comitente o al manejo de los estilos históricos que los arquitectos de la época poseían. Esto permitió realizar obras de gran calidad debido al gran auge económico y a que, con las diversas oleadas inmigratorias, la mano de obra calificada abundaba.

Es en este período que arquitectos como Juan Kronfuss, Martín Noel y Mario Buschiazzo rescataron del olvido las raíces españolas como fundamental distintivo para las familias patricias de Buenos Aires, dando lugar a la proliferación de edificios con frentes Neocoloniales.

A principios del siglo XX se realizó gran cantidad de viviendas unifamiliares. Actualmente, dos residencias de esta tipología funcionan como museos, el de Arte Español Enrique Larreta (Arquitecto Martín Noel, 1916) y el museo Rogelio Yrurtia (Arquitecto Carlos Schmitt, 1923).

Ejemplos como el Puente Alsina y los Depósitos Municipales de Chacarita y Parque de los Patricios nos muestran que se aplicó también el estilo Neocolonial para resolver fachadas de edificios utilitarios.

No corresponden a este estilo, por ejemplo, la Basílica de Nuestra Señora del Pilar y el Cabildo de Buenos Aires, que pertenecen al siglo XVIII. Ambos edificios fueron proyectados por el arquitecto Andrés Blanqui en colaboración con Juan B. Primoli, miembros de la Compañía de Jesús que, además, fueron los realizadores de la Catedral de Córdoba.

El Cabildo fue mutilado por el ensanche de la Avenida de Mayo y la apertura de la Diagonal Sur. Su cúpula fue reconstruida por el arquitecto Mario Buschiazzo luego de un profundo estudio basado en dibujos y pinturas de la época de la Revolución de Mayo.

Entrelazados en el tejido de una ciudad que atrajo a tantas razas, hoy podemos valorar estas singulares construcciones que otorgan a Buenos Aires un encanto que, por distracción o por apuro, a veces no apreciamos.